Media mañana de sol, kilómetro cero de una ciudad con vista a la cordillera, en dónde casi todos los habitantes tienen esa mentalidad montañesa, que según la teoría, es cerrada por pura influencia de la pared de piedra que les pone el paisaje.
Stand y banderas con el arco iris colgando de unas farolas apagadas. Juntada de firmas por la reivindicación de algunos derechos para gays, lesbianas, trans… Unas tortas jóvenes, unos putos amigos, una gente gayfriendly… Un sacerdote que pasa entre espantado e incrédulo. Y yo llenándome los pulmones del airecito limpio de la mañana, disfrutando de interactuar con lxs que firman y también con lxs que no.
Entonces aparece: se queda parada frente a la bandera, sonriendo. Tiene facha de extranjera: el pelo cortito, la ropa… No se bien qué es pero algo indica que es foránea. ¿Cuarenta y pico? Más en la profundidad de la mirada que en la piel se le asoma la edad. Y da torta de acá a la China.
Se acerca al stand y nos recorre: el Dani con las manos llenas de folletería, la peticita que no me acuerdo el nombre, la de diversidad de la universidad… Y yo con un mate a medio cebar. Nos miramos y sonríe. “Puesh qué alegría me han dao!” son sus primeras palabras y delatan el origen: la tipa es recontraespañola.
Ahí nos cuenta a Dani y a mi, que somos los que le hacemos caso, que llegó ayer a esta ciudad, que no conoce nada más de la Argentina, que vino por trabajo y no sabe si se va a quedar o a huir, que buscó en internet agrupaciones o espacios “del mundillo” y sólo encontró un par de boliches… Que salió a caminar sin rumbo y venía pensando en cómo iba a hacer ella, ya grande, en una ciudad desconocida a 14.000 km de su casa, para conocer gente de ambiente… Y entonces se topa con las banderas de colores flameando ante sus ojos!
No sólo le dimos una alegría y una luz de esperanza para quedarse en este remoto agujero del mundo, también la invitamos a un festival entre moderno y diverso que justo arrancaba el sábado.
Tengo que reconocerlo: ese día en la calle me hice un poquito la sexy.
Media noche de luna. Ella llegó con toda la jauría, empilchada y luminosa y yo le tuve que decir como al pasar que con mi esposa (que no estaba en la ciudad) tenemos un acuerdo monogámico, de alta fidelidad y en stereo. Pero no se amedrentó para nada con tamaño anuncio.
Y la pavota de mi amiga Ali (soltera y desesperada), a la cual pretendía hacer intimar con la gallega, no llegaba nunca.
Asi fue que bailé con ella, bebí con ella y hasta nos aventuramos al baño de caballeros a desbeber lo bebido (sólo porque el de mujeres tenía una cola interminable, no imaginen cosas)… Hasta que al fin, llegó Alicia Y la extranjera se dignó a redirigir sus misiles y liberarme a mi de las miradas acusadoras de muuuchos conocidos que estaban bastante sorprendidos.
Ahora duermen juntas. La gallega está entretenida. Ali cree que está salvada de la soltería eterna. Y parece que tienen más cosas en común de las que todas esperábamos.
Y yo, no se si sentirme una esposa divina, una honorable mujer de palabra o una boluda útil. Lo que si quedó claro es que me retiré de las pistas pero no perdí el ojo ni la habilidad para la pesca. Y eso ya es bastante, no?
NO???
2 de octubre de 2009
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5 comentarios:
jaja que loco. Yo no creo que seas una boluda util ni nada parecido, me parece bien que tengas ese respeto hacia tu pareja.
Las habilidades nunca se pierden, se guardan hasta nuevo aviso.
:)
Definitivamente una esposa divina y una honorable mujer de palabra, sin dudas.
Y bueno... las mañas no se pierden, lo importante es controlarlas cuando se deba.
En todo caso, no sólo va un comentario, también mis felicitaciones.
Ah, gracias por el aliento! Mi foja de servicios maritales, pasados nueve años de amor, no tiene manchas. Unas salpicaduras... tal vez... jaaa!
ULTIMO MOMENTO:
Ali y la gallega ya no duermen juntas. Parece ser que tanta cosa en común resultó mutuamente insoportable!
Si, vi la noticia en Crónica con la musiquita y todo :-)
Los opuestos se atraen, en mi caso ha funcionado muy bien eso.
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