Me levanté muy temprano, había en el ambiente una fuerte energía que me impulsaba a salir de la cama, era una energía despiadada, porque desde la perspectiva meteorológica lo mejor que podría haber hecho era quedarme allí, acucurrucada entre las sábanas evitando que cualquier circunstancia me despojara de mi lecho. Mis esfuerzos fueron inútiles y forzosamente tuve que exiliarme de mi hermosa cama.
Benicio los días de lluvia duerme tres veces lo que duerme los días que no son de lluvia, por lo que, haciendo algunos cálculos y teniendo en cuenta lo que duerme el gato, no le iba a alcanzar físicamente el día para dormir tres veces más. Entonces se le iba a acumular el sueño, descontando que se levanta para comer y para que lo sobe un poco, me quedé varios minutos pensando en que Benicio iba a tener el sueño atrasado el resto de su gatuna vida, se iba a morir sin haber completado sus horas de sueño. Espero no tener cargo de conciencia por eso.
No se que hacer a las 9 de la mañana, soy virgen en el asunto, son horas que generalmente estoy durmiendo y entonces no se qué hacer, el contexto me descoloca y cuando pasan estas cosas lo que comúnmente hago es prender la televisión. Que extraña que es la televisión a las 9 de la mañana, había un montón de dibujitos animados, gente disfrazada y dos tipos casándose. ¿siempre pasarán estas cosas a las 9 de la mañana en la televisión? Bueno no sé, la cuestión es que esta energía fastidiosa seguía rondando por mi casa y me estaba irritando de sobremanera. Llovía, pero a mí eso no me jode tanto, me jode lo que le jode a todo el mundo, pisar una baldosa floja y que te entre agua por los píes. ¿Qué otro motivo? Era temprano y yo tendría que estar durmiendo: eso podía ser pero no era, había otra cosa. La bombilla del mate estaba tapada pero eso tampoco era.
Mientras buscaba una manta para postrarme en el sillón un cartel enorme en la televisión me develó algo terrible: "30 de Julio de 2010, Primer matrimonio igualitario porteño". Y en ese momento aquella energía sofocante cesó mágicamente, era mi toma de conciencia, mi pequeño momento de lucidez: Se largó a llover fuerte y así como caía la lluvia caían sobre mí una avalancha de momentos con Ana. Mi vida se volvía circular y yo siempre volvía a pensar en ella, pensé que la quería, en que un poco la jodí, todo lo que se me pasaba por la cabeza era ella, como al principio pero diferente. Como cuando me enroscaba sin demasiadas razones como una adolescente pero de otra manera. Pensé tanto en ella que me acordé de detalles que nunca me había acordado. Pensé que lo más lógico del mundo era que no estuviera acá conmigo pero me pregunté mil veces por qué no estaba conmigo.
Ese cartel enorme de la televisión me reveló injustamente que hoy era 30 de Julio, el cumpleaños de Ana. Todo cierra como un círculo pedorro. Me tapé casi completa con la manta y puse los dibujitos.