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Yo quiero el CARNET!


11 de noviembre de 2010

Mi Vida Torteril 22- Momentos plácidamente perfectos

Siempre llegan. Yo habitualmente trato de evitarlos, pero son tan omnipotentes y orgullosos que no dan derecho a réplica, se encaprichan en hacer acto de presencia, son ellos, los perversos momentos en los que no te podés quejar porque todo es plácidamente perfecto: lo que injurié comienza poco a poco a perder sentido, a ser anecdótico, mágicamente mis puteadas ahora son impulsos. No. Las putedas son puteadas, es decir, formas de referirte y/o dirigirte a las personas excitada por las ganas de herir, descargar y ¿por que no? matar. No son impulsos, excepto cuando aparecen contextualizadas en los momentos plácidamente perfectos.

Ahora es así. Ana, quien era mi blanco, ahora es quien comanda los momentos sublimes: cada vez que me subo a un colectivo me siento, tiro los dados: saco doble seis, abro la heladera y hay helado ¿qué más puedo pedir? Muchas cosas. Pero sucede que cuando se abren las puertas de los momentos plácidamente perfectos las ventanas de la desdicha se cierran y no te queda otra alternativa que disfrutar y regocijarte en ellos.

El reencuentro dió la cara, el primer momento que se atrevió a hacer acto de presencia en mi cama, con ella obviamente. Como siempre pero distinto, empecinado en no concluir para que yo no derive en mis epílogos pelotudos. Ahora acabamos sin concluir. Es la nueva onda.

Ella duerme como siempre pero cabalmente diferente, quizás porque ahora no está vestida con mis preguntas recurrentes, con mis fantasías y recursos trillados, en este momento por fin esta desnuda de mi, conmigo y arriba, como a mí me gusta. Y si me gusta debería procurar no vestirla, mantener las coordenadas de los momentos plácidamente perfectos sin moverme, sin moverla a ella o sin movernos nosotras, incluso, ni Benicio debería moverse.

Después del momento reencuentro vinieron muchos más, uno tras otro, haciendo cola, empeñados en entrar, haciendo 2x1 y promociones varias. Ellos, pilares de épocas o circunstancias, hacen de mi pedorra naturaleza desquiciada un cumulo de despropósitos cursis basados en la percepción de que todo está bien.

Cómo preferís referirte a vos misma o a otras Tortas Chongo?

¿María Elena Walsh ES CHONGO? (pregunta sugerida por una lectora)